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Colaboradores: Pamela Dalton y Christopher Maute, Monell Chemical Senses Center, Pennsylvania, EE.UU.
Destinatarios:mayores de 6 años.
Meta(s):
Aprenderemos cómo la experiencia con un olor cambia la manera en que lo olemos.
Materiales:
- Una fuente de olor a menta (un caramelo de menta o cualquier otra cosa que huela a menta)
- Goma de mascar/chicle con sabor a menta
- Un frasco opaco
- Lápiz y papel
Pasos:
- Sin que el participante vea, coloca la fuente de olor a menta en el frasco.
- Pídele que huela el olor y que te indique en una escala de 0 a 100 cuán intenso es el olor.
- Una vez que termine, pídele que mastique un trozo de la goma de mascar de menta durante un minuto;
- Repite el paso 2, permitiendo al participante que huela el frasco y que indique nuevamente la intensidad del olor empleando la escala.
- Compara las respuestas de intensidad y veras que la intensidad del olor que se indica disminuye con exposiciones repetidas.
¿Qué aprendimos hoy?
Cuánto olemos algo puede afectar nuestra capacidad para olerlo más tarde. La exposición a un olor puedo influir cuan intenso creemos que es y también puede afectar otras cosas de nuestra percepción, incluyendo cuánto nos gusta ese olor.
Si deseas leer más sobre este tema busca este artículo científico:
Zufall, F., & Leinders-Zufall, T. (2000). The cellular and molecular basis of odor adaptation. Chemical senses, 25(4), 473-481.